Primera película americana de Lang. Nominada al Oscar a la mejor historia original (Norman Krasna), se inspira en un linchamiento público ocurrido en California en 1933. El productor fue Joseph Leo Mankiewicz.
La acción comienza en Chicago en la primavera de 1935 y termina en torno a setiembre de 1936 en Strand. Narra la historia de un joven, Joe Wilson (Spencer Tracy), honrado y trabajador, enamorado de su novia Katherine Grant (Sylvia Sidney), que aplaza la boda por falta de dinero. Ella marcha a Capitol City (Texas), donde le han ofrecido trabajo. Él se traslada a Illinois, donde monta una gasolinera. Tras algo más de un año, Joe va al encuentro de Kathy para contraer matrimonio. Cerca de la localidad de Strand es retenido por el sheriff, como sospechoso de haber participado en un secuestro que ha conmocionado la ciudad. La película explora los móviles de la venganza. La colectiva se basa en la falta de confianza en la justicia, en deseos precipitados de compensar el mal y, en ocasiones, en impulsos irresponsables de diversión. La individual suele basarse en el instinto de responder al mal recibido procurando daño a los responsables. En ambos casos, la venganza conduce a situaciones de amargura. Lang explora, además, el mundo oculto de las causas que impulsan a hacer el mal. Los instintos violentos pueden provocar, en toda persona, conductas agresivas, injustas y antisociales. Son escenas destacadas el travelling de aproximación al sheriff apostado frente a la Comisaría, el asalto, la reacción de los acusados al ver la filmación del asalto y las imágenes de Kathy ante el regreso de Joe. La obra contiene algunos puntos débiles: la retención de Joe por indicios insuficientes y la forzada escena final. Se hace el elogio del coraje del sheriff, mientras se critica la cobardía interesada de algunos políticos.
La música está dirigida por Franz Waxman, exiliado polaco, en su segunda intervención en el cine. La fotografía incluye imágenes sobrecogedoras (Joe tras las rejas y frente a la multitud que prende fuego a la Comisaría). En varias ocasiones se hace uso de imágenes expresionistas (hoy parecen artificiosas), de acuerdo con la costumbre del momento. El guión ofrece una narración que combina angustia y lirismo. La interpretación de Tracy demuestra su gran talento y la de Sylvia Sidney (25 años) trasmite inocencia y ternura, en un papel muy a su medida. La dirección, con su maestría habitual, crea ambientes opresivos y angustiosos, con un primer climax en el asalto y un segundo en la lectura de la setencia del Jurado.
Película de gran calado narrativo, crítica y sobrecogedora, que echa mano ocasionalmente de recursos cómicos (el coro de gallinas) y tragicómicos (el violento desalojo de la Sala de un personaje ruidoso). Pese a algunos puntos débiles, el conjunto es muy sólido y consistente.
Miquel. Filmaffinity |
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