Largometraje que Alfred Hitchcock rueda en Quebec. Escrito por George Tabori y William Archibald, adapta de modo impecable, aunque con algunos cambios, la obra de teatro “Nos deux consciences” (1902), de Paul Anthelme. Se rueda en escenarios naturales de la ciudad de Quebec (Canadá) y en los platós de Warner Studios (Burbank, CA). Fue nominado al Gran Premio del Festival de Cannes. Producido por Hitchcock para la Warner, se estrena el 22-III-1953 (EEUU).
La acción dramática tiene lugar en Quebec en torno a 1952. El inmigrante alemán Otto Keller (Hasse) trabaja como sacristán de la parroquia de Santa María y, los miércoles, como jardinero del abogado Vilette (Legare). Descubierto por éste cuando intentaba robar dinero de la caja, Keller le asesina y poco después confiesa su crimen al sacerdote Michael Logan (Clift). Obligado por el secreto de confesión, Logan guarda silencio y no se defiende cuando el inspector Larrue (Malden) le acusa de ser el autor del crimen. Logan es joven, sensible y de fuertes convicciones. Movido por el sentido del deber, guarda el secreto al que está obligado. Antes de su ordenación mantuvo relaciones amorosas con Ruth (Baxter).
El film suma drama y thriller. De educación católica en un colegio de jesuitas, Hitchcock relaciona la historia del film con temas religiosos de carácter confesional, como el sacramento de la penitencia, el voto de castidad, el celibato, el pecado, el adulterio, el secreto canónico de confesión, el perdón, la absolución, la indisolubilidad del matrimonio. La comprensión de estos temas y de la profunda carga moral que conllevan para un católico es necesaria para la correcta interpretación del sentido y alcance del drama que se explica. El perdón y la culpa son dos cuestiones sobre las que las confesiones cristianas mantinen posiciones diversas y enfrentadas. Las numerosas referencias confesionales dificultan la buena acogida general del film, su difusión y su nivel de aceptación.
El realizador deseaba desde hacía tiempo llevar a la pantalla la historia de un sacerdote católico que recibe la confesión de un asesinato del que posteriormente es considerado culpable. Cuando consigue que la Warner produzca la película, la dirección del estudio se niega a aceptar dos de sus más grandes deseos: que el protagonista tuviera un hijo con Ruth antes de su ordenación y que acabara condenado a muerte y ejecutado. De la obra original se mantienen dos ideas: la transferencia de culpabilidad y la confrontación de “dos conciencias”: la del capellán que oye en confesión a un asesino y la del amigo de un político casado con Ruth con la que mantuvo relaciones íntimas a su regreso de la guerra. El film se presenta punteado con algunos toques de humor y de ironía, especialmente agudos cuando Ruth acude a la policía para proporcionar una coartada a su amigo, pero lo que hace es facilitar a la policía lo que ésta entiende como el móvil del crimen.
Dos son los temas principales que trata la película: el falso culpable y el sentido del deber. Añade referencias a cuestiones que interesan habitualmente a Hitchcock, como la deslealtad, el amor no correspondido, el matrimonio sin amor, el chantaje, la fatalidad, la infidelidad conyugal, la sexualidad, la mujer rubia, la guerra. Aborda también un tema que siempre le ha preocupado, el de la culpabilidad.
La música, de Dimitri Tiomkin, es dramática e intensa y casi omnipresente. Incorpora melodías religiosas adaptadas a los registros de una gran orquesta. Las secuencias iniciales evocan de modo estremecedor el canto gregoriano del “Dies irae”, del antiguo ritual de la misa de difuntos. Añade, interpretada al órgano durante la ceremonia de la ordenación, la melodía del "Veni Creator". La fotografía, de Robert Burks (“Vértigo”, 1952), en B/N, ofrece imágenes de una ciudad entrañable, encadena planos rápidos que miran la escena desde distintos puntos de observación y diferentes distancias, explora con primeros planos inquisitivos el rostro de los protagonistas y se sirve de símbolos, signos y analogías para desvelar los sentimientos de turbación, inquietud y angustia del protagonista (maniquí sin cabeza, contraluz de una escena de la Pasión...). Gran interpretación de Monty Clift, que ofrece una apostura angustiada, transpuesta y mística. Miquel. Filmaffinity. |
1 comentarios:
Esta película es acojonante
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